“PROPIOS Y EXTRAÑOS”, SECCIÓN OFICIAL
Tras las presentaciones de rigor la rueda de prensa comienza con la pregunta del director sobre si a los periodistas les ha gustado la película. He asistido a muchas situaciones como ésta en los años que llevo cubriendo el festival, pero nunca me ha parecido tan atrevido formular una cuestión así. Después de unos minutos nadie le responde y él vuelve a hacer la pregunta en un par de ocasiones. Por favor, que alguien se apiade de este hombre. Al final tengo que hacerlo yo.
-A mí no me ha gustado. Hay que valorar el trabajo de los actores, pero los personajes me parecen muy tópicos, no me los creo.
El director, Manolo González, me agradece la sinceridad e intenta defenderse, visiblemente nervioso.
-Como hay setenta personajes, tienen que funcionar a base de tópicos: el malo es muy malo y el bueno muy bueno.
“Propios y extraños” utiliza un formato de vidas cruzadas para contar diversas historias de personas que llaman a un programa de radio. Muchachos que pegan a un maltratador, rusas que secuestran hombres para extirparles los orgasmos, una chica guapa que ama a su novio pero se prostituye... Algunas historias podrían tener su interés o gracia si no estuvieran dibujadas precisamente de una forma tan tópica. La verosimilitud fracasa estrepitosamente incluso cuando dibuja situaciones que sí son frecuentes en la realidad.
-Tuvimos muchos problemas al hacer la película, pero hoy no es día de hablar de problemas –se escuda González en un misterio que ya no parece interesar a nadie.
Por más que lo intenta, ningún periodista dice que le haya gustado nada de la cinta. Otro compañero insiste en que le parece un fracaso “por haber abierto un abanico tan amplio de personajes que se le cuela el aire”. Los actores intentan echar una mano a González, pero todos reconocen que no han visto la película. Alguno incluso se niega a ayudarlo, con un gesto visible de fastidio.
Hay que valorar los seis años de trabajo invertidos por el director en sacar adelante “Propios y extraños”. Todos podemos fracasar en algo. Manolo González ha llegado a decir que si la película no gusta, no hará más. “Has conseguido que este hombre se retire”, me dice en broma un colega al terminar la rueda de prensa. Espero que no. Pero no deja de sorprenderme que el guión haya tenido un premio de la SGAE (la Sociedad de Autores es tan malvada que no se contenta con perseguir a internautas y a parejas que ponen música en sus bodas, sino que premia guiones así) y que haya sido seleccionada para la sección oficial de este festival. Snif.
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