El Festival de Cine Francés no ha podido comenzar con mejor pie. La sala grande del Albeniz abarrotada, y una cantidad equivalente de público que se quedó en la puerta (imagino que se conformarían con la sesión la de las once). Tardes con Margueritte se titula en francés La tête en friche (algo así como “La cabeza en barbecho”) y es un canto a las virtudes de la educación y la superación personal, pero también se adentra en terrenos más escabrosos como la posibilidad de elegir una madre, de rechazar la propia, o de no ser amado por la persona que nos llevó en su vientre.
Un hombre gordo e inculto que sobrevive con pequeños trabajos conoce a una anciana, aficionada también a las palomas, que le abrirá las puertas que nunca se ha atrevido a atravesar. Una propuesta que a veces camina al borde del ridículo, pero que se sostiene por la buena interpretación de Gerard Depardieu (Giselle Casadesús, su partenaire nonagenaria lo acompaña bien sin tener que hacer grandes esfuerzos). En la línea de Un verano en la provenza, o Las horas del verano. Un convincente drama sentimental, con mensaje positivo y que consigue sacarnos alguna lágrima al recordarnos que si pretendemos mejorar una pequeña parte del mundo podemos conseguirlo:
Los asuntos más peliagudos de la trama se salvan, insisto, gracias a los actores: el total desamor de una madre, que no ha estropeado la bondad natural del protagonista; las dificultades para educarse a los cincuenta años (que no parecen ser demasiado grandes para el personaje interpretado por Depardieu)... En resumen, una película amable, con algunos desvíos que nos conectan con la tragedia y con la insuperable fuerza de la empatía entre algunos seres humanos. Madres de elección y cabezas en barbecho que pueden aportarnos algunas ideas para la vida, para seguir avanzando y para que no nos paralice el ridículo ante los afectos. La región de la Charente, al norte de Burdeos, resulta un anónimo escenario de provincias ideal para este tipo de dramas.
La programación de la Alianza Francesa había derivado desde hace unos años hacia un tipo de comedia, en mi opinión bastante tonta, aunque con cierto éxito de público en el país vecino. Esta decimosexta edición parece corregir el enfoque y trae, en principio, buenas novedades: El profeta (quizá la película mejor valorada por los críticos el año pasado), Paris, Gainsbourg, Toda la culpa es de mi madre, El pequeño Nicolás... Cintas la mayoría de las cuales han pasado por salas de nuestro país con cierto éxito. El broche de la inauguración fue un glamouroso cóctel con ostras y champagne en la azotea de la cofradía de Estudiantes, frente al teatro romano y la alcazaba, que nos hizo encontrarnos tan bien, con la vida, con Francia y con Málaga, que por una vez incluso dimos las gracias a algo relacionado con la semana santa. Una semana francesa para darnos un atracón en el excelente (y recuperado in extremis) marco del cine Albéniz: Cherchez le cinéma!
domingo, 17 de octubre de 2010
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